Dentro de la amplia variedad de stablecoins, hay tres nombres que se han consolidado como referentes mundiales: Tether (USDT), USD Coin (USDC) y DAI. Cada una responde a un enfoque particular, pero todas comparten el mismo objetivo: garantizar estabilidad.
Tether, el pionero, es la criptomoneda estable más utilizada en los intercambios de todo el mundo. Su enorme volumen de transacciones diarias demuestra la confianza que despierta como equivalente digital del dólar. USD Coin, por su parte, nació como un proyecto respaldado por instituciones reguladas en Estados Unidos, lo que le otorgó un aura de mayor transparencia y seguridad.
En cuanto a DAI, representa un experimento distinto, pues mantiene su paridad con el dólar de manera descentralizada, utilizando un sistema de colaterales dentro de la red Ethereum.
Estas tres monedas se han convertido en las principales aliadas de quienes necesitan moverse dentro del mundo de las criptomonedas sin exponerse a las fluctuaciones constantes de precios. Son, en muchos casos, el “primer contacto” de nuevos usuarios que, temerosos de perder dinero, buscan empezar con un activo más predecible.
El gran atractivo de las stablecoins radica en su capacidad para ofrecer previsibilidad. Mientras bitcoin puede perder un 10 % de su valor en cuestión de horas, una stablecoin mantiene su anclaje con el dólar o el euro, generando confianza en quienes no están dispuestos a arriesgar grandes sumas de dinero.
Este rol de refugio resulta fundamental en economías golpeadas por la inflación o en países con restricciones financieras. Para miles de personas en Latinoamérica, por ejemplo, las stablecoins no solo funcionan como una herramienta de inversión, sino también como una manera de resguardar sus ahorros en una moneda más estable. Lo que antes implicaba abrir una cuenta bancaria en el extranjero, ahora se resuelve con una aplicación y unos pocos clics.